"Seis grados" se basaba en la teoría del mismo nombre, que viene a decir que entre cualquiera de nosotros y cualquier otra persona del mundo hay apenas seis grados de separación, seis personas que nos pueden conectar.
La teoría fue propuesta en el año 1930 por el escritor húngaro Frigyes Karinthy en un cuento titulado "Chains". Y fue recogida, además, en el libro "Six Degrees: The Science of a Connected Age" del sociólogo Duncan Watts. Experimentos para verificar lo que decían las palabras los ha habido y los sigue habiendo en la actualidad con altas dosis de imaginación y creatividad (por ejemplo, para buscar trabajo. Aquí); pero, probablemente, el primero de ellos es el que puso en marcha en Estados Unidos el psicólogo Stanley Milgram en el año 1967. Se trataba, a grandes rasgos, de que varias personas enviaran una tarjeta a otra persona a la que no conocían utilizando para ello a un intermediario, y éste a su vez a otro... hasta que alguien diera con el desconocido en cuestión. El resultado fue que la tarjeta llegaba a su destinatario gracias a una cadena de entre cinco y siete de personas de media. Aunque recibió críticas que ponían en duda su estudio, lo cierto es que se considera todo un hito a la hora de probar la famosa "teoría de los seis de grados de separación".
Una teoría que hoy es más real que nunca gracias al fenómeno de las redes sociales, omnipresentes en nuestras vidas. Facebook, Twitter, Linkedin, Google+ nos permiten entrar en contacto con personas de todo el mundo, conocidas o no, e interactuar con ellas, compartir opiniones, curiosear entre álbumes de fotos, estar al día de sus novedades. Diluyen las fronteras, acercan a las personas. Tanto es así, que hasta puedes lanzar mensajes a tus ídolos, deportistas, cantantes, actores... con la esperanza de que, al margen del community manager de turno, los puedan leer en algún momento. Con un poco de suerte, lo mismo alguno hasta te contesta.
Está claro que las ventajas son muchas. A título individual, por la posibilidad que nos brindan de mantener una relación estrecha y permanentemente actualizada con amigos, familiares o conocidos que quizá están lejos. Y por las alternativas que nos brindan a la hora de buscar contactos profesionales o de "seguir" a gente o medios o instituciones y de estar al día de sus novedades.
A nivel empresarial, porque no hay dinero que pague el enorme valor que tiene la interacción con los clientes y la posibilidad de desarrollar una relación bilateral, en la que las marcas escuchan a sus potenciales consumidores y pueden darles justo lo que ellos demandan. Nunca antes la información había sido tan valiosa como ahora para que organizaciones de todo tipo puedan mejorar su trabajo, puedan dar en el clavo con la mayor precisión posible.
Pero es que, además, las redes sociales otorgan al ciudadano un poder que no había tenido hasta ahora y su voz es escuchada con mayor claridad por particulares, empresas e instituciones. Por esa sencilla regla de los seis grados, podemos hacernos escuchar cada vez más alto y ante las más altas instancias.
Está claro que hay peligros y amenazas, y que debemos hacer un buen uso de las redes sociales. Pero no las infravaloremos, porque su poder es, cada vez, mayor, y hay que saber utilizarlo y canalizarlo hacia nuestros intereses.
Por de pronto, si alguien conoce a alguien que conozca a alguien que conozca a Bradley Cooper (por ejemplo), que me lo diga... ya estaré un grado más cerca de él!!
Siento no conocer a Bradley pero quién sabe... De acuerdo en el potencial de las redes sociales y también de sus peligros si no se hace un bueno uso de ellas.
ResponderEliminarA los padres les preocupa que sus hijos contacten con extraños y, como estamos viendo últimamente en algunas noticias, envíen vídeos o fotos cuando menos poco apropiadas, especialmente si nos referimos a menores, no solo por la sed de mal de los pederastas, sino porque los mismos amigos, incluso bromeando, por puro desconocimiento, pueden hacer que ese material llegue a no se sabe quién y puede hacer un daño incalculable a la persona afectada.
A algunas empresas les cuesta ver el potencial de la presencia en las redes, y muchas son bastante reacias porque siguen viéndolas como una especie de patio de vecinos donde solo interesa el chascarrillo y no lo serio. Pero no es así. La realidad es que hay muchos usuarios de las redes que tienen interés por la información, por opinar, por implicarse en las cosas, y, por tanto, como se suele decir, estar no cuesta mucho, pero no estar puede salir caro, porque la percepción externa de la empresa y de la marca puede de ser de antigua, obsoleta, poco interesada en evolucionar, o incluso de chulesca y engreída, por aquello de creer que como ya se tiene la clientela hecha, no necesita meterse en jaleos. Error. Aunque es un bien intangible, tener buena imagen de marca es fundamental, más aún en esta sociedad global que puede conocer otras muchas marcas gracias a internet, que puede comprar a través de la red, que es crítica y exigente y no se conforma con cualquier cosa, y que tiene gran capacidad de decidir. Si algo no le gusta o no le da buena impresión, no lo duda, busca otra.